sábado, 20 de octubre de 2007

Un alma con mucha, mucha suerte en la vida

Este gallo ha tenido realmente mucha, pero que mucha suerte en su vida. Su destino estaba dictado desde antes de nacer...
Su historia es curiosa. El año pasado, a finales de diciembre, tuve mi semana de prácticas de enfermedades infecciosas. Entre la serie de prácticas, había una que consistía en cultivar virus de la enfermad de Newcasttle en embriones de pollo, es decir, en huevos que tenían un pollito a medio criar dentro. Usábamos 2 huevos por cada 3 personas, en uno poníamos el virus y en el otro sólo suero para comparar el resultado. El último día sobraron tres huevos que nadie usó y el profesor dijo ¿alguien los quiere?... el menda lerenda se los llevó.
No tengo incubadora y a los angelitos les faltaba 1 semana completa para nacer...
Ni corto ni perezoso, hice un improvisado apaño con la manta calefactora, un tupper, algodón y muchas pruebas de ensayo y error.
Tras mucha impaciencia, a la semana y pico nacieron dos de los tres pollitos, que me deleitaron con su dulzura y belleza una buena temporada. Aquí os pongo una bonita foto


Una vez creciditos los llevé al pueblo, donde crecieron hasta convertirse en dos bonitos gallos de raza Lenghorn. Uno lo vendí hace relativamente poco, para vivir casi casi como animal de compañía en un patio, junto a varias gallinas. El otro se quedará en casa, esperemos que por mucho tiempo

Si pensamos todo lo que ha esquivado este gallo, la verdad que asusta:

1º: Nació como especie gallina, cosa nada recomendable para vivir por largo tiempo y en buenas condiciones
2º : Nació cómo macho de raza Lenghorn, lo que te da un 95 % de posibilidades de morir de forma muy rápida (es una raza destinada a producir huevos, con lo que los machos son sacrificados en el primer día de vida, en cuanto son sexados por el típico chino o japonés)
3º: Viene de una granja destinada a la producción de huevos para experimentación: eso tampoco da muchas esperanzas de vida.
4º: Todos los huevos que llegaron a nuestras manos murieron, todos menos tres. Y eran como unos 30... otro golpe de suerte
5º: Sobrevivir al trayecto facultad-casa, en pleno invierno y a temperaturas cercanas a 0...
6º: Nacer en incubadora chapucera hecha en casa, y no arrastrar ninguna secuela de tan azarosa incubación
7º: Sobrevivir a la cuchilla de mi padre una vez detectado que es un macho, y crecido...

En fin, lo dicho, menuda suerte

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